RESTAURACIÓN Y MISIÓN
Estudio panorámico del contexto
A. FONDO HISTÓRICO:
En los capítulos 46 a 50 Dios anuncia que el cautiverio está a punto de ter minar y que su pueblo debe prepararse para el viaje a través del desierto hasta su tierra. “¡Salid de Babilonia! ...Anunciad esto con voz de alegría. Decid: ‘Jehovah ha redimido a su siervo Jacob’” (Isa. 48:20). Para el que tenga miedo del largo viaje por el desierto, el profeta 1c recuerda de las provisiones que Dios hizo para sus antepasados en el éxodo, ¿No hará lo mismo para ellos ahora?
El poder de Babilonia no es tan grande como parece y sus dioses no son capaces de defender la nación. Estos capítulos revelan los últimos días del imperio que había reinado en gran parte del Medio Oriente. Babilonia pensaba que su imperio era permanente y no mostraba ninguna misericordia para los pueblos que había tomado cautivos. Dios le acusa: “Dijiste: ‘Para siempre
seré soberana' ” (Isa. 47:7).
Lamentablemente Israel no ha cumplido con Dios. Dios les va a salvar, no por sus méritos, sino a causa del gran amor de Dios por ellos. Aun en su largo exilio Dios no se ha olvidado de su pueblo. Ahora ellos pueden cantar con alegría juntamente con la naturaleza: “Porque Jehovah ha consolado a su pueblo y de sus afligidos tendrá misericordia” (Isa. 49:13b).
B. ENFASIS:
Los dioses de Babilonia son totalmente incapaces de salvar a su pueblo, Isaías 46 y 47.
Es más, el juicio de Dios descenderá sobre aquella nación tan grande. George Adam Smith resalta una gran verdad del capítulo 46: “Hay una gran diferencia entre el dios que tiene que ser cargado, y el Dios que carga a su pueblo.” Nuestra religión puede ser una carga que hace más difícil la vida
o puede ser loque nos saca de las situaciones difíciles ayudándonos a sobrellevarlas.
Bel y Nebo eran dos de los dioses más importantes del pueblo de Babilonia. Se describe cómo para evitar que los persas los tomen, son cargados sobre bestias cansadas para huir de la ciudad. Pero aun esto no los salvará, porque esos dioses y su pueblo serán tomados por las fuerzas de Ciro.
Las consecuencias de desobedecer los mandamientos de Dios, Isaías 48.
Este capítulo presenta el mensaje constante de Dios a su pueblo, la obediencia trae perdón y bendición, mientras la desobediencia trae condenación y castigo. El capítulo es dirigido al pueblo de Dios en el exilio, a los que dicen que son suyos, pero “no en verdad ni con justicia” (v. le). Dios les invita a re flexionar sobre sus faltas y el capítulo termina con el llamamiento a salir del cautiverio.
La misión del siervo del Señor es presentada en esta sección, con dos de las “Poemas del Siervo”, Isaías 49:1-6 y 50: 4-9.
Dios le ha preparado para su tarea “desde las entrañas de mi madre”. Su misión es ampliada desde traer a su propio pueblo al Señor hasta la de llevar la luz de Dios a las demás naciones. En el segundo poema se habla de su obediencia y de su lealtad y fortaleza frente a los ataques de la gente: “Porque el Señor Jehovah me ayuda, no he sido confundido” (50: 7a). A pesar de sus muchos adversarios el siervo del Se ñor sabe que Dios no le va a abandonar. Es importante señalar que la referencia al “siervo” debe entenderse en relación con el contexto inmediato en que es mencionado. A veces se refiere a un individuo, puede ser un profeta, un rey como Ciro de Persia, la nación misma como pueblo misionero. Como corolario del llamamiento de Dios a ser siervo, encontramos al Siervo sufriente que es Jesucristo en quien se cumple más ampliamente la misión. El salvará a su pueblo de sus pecados.