1. NO DEBEMOS MENOSPRECIAR LA POSICIÓN DE SIERVO.

Es fácil aun hoy día menospreciar al siervo por su origen tan humilde y su sufrimiento tan horri­ble. Muchos le ven como "el Mártir del Calvario” y nada más. (Isa. 53:1-3).

2. EL ALCANCE DEL SUFRIMIENTO DE CRISTO.

La verdad más grande de la

Biblia es que Cristo sufrió por nuestros pecados; fue herido por nuestros peca­ dos; fue herido por nuestras rebeliones. Por su sufrimiento hay perdón y allí vio para nosotros. Dios cargó en él nuestro pecado. La condición esencial para recibir el beneficio de su muerte es que le recibamos como Salvador.

3. LA VICTORIA DEL SIERVO ES COMPLETA Y ETERNA. TRIUNFÓ SOBRE EL PECADO Y LA MUERTE.

Verá el fruto de su sufrimiento y quedará satisfecho por su obra.

Y nosotros, tenemos uno que vive siempre para interceder por nosotros.

4. ES NECESARIO ENTENDER LA MISIÓN DEL SIERVO PARA APRECIAR EL PLAN DE DIOS.

Si el problema del pecado es de carácter universal, se necesita también una solución universal. Así como no se puede tratar de solucionar un cáncer con una aspirina, se necesita algo poderoso como lo es el sacrificio en la cruz del Calvario para curar el pecado.